28 jul 2008

ESPIAR LO PRIVADO









  Primer ensayo de GERAUDA y TOMI. Un poco de circunstancias previas y el terreno abonado en la superficie. Mucha incertidumbre alrededor del imaginario de este matrimonio exótico y singular. La dificultad de un lenguaje que no es el propio y la violenta experiencia de conocerse en escena. Pero pareciera que todo allí estaba digitado de manera tal que permitió que aquello suceda. De pronto GERAUDA y TOMI emergieron de las sombras en esa habitación húmeda y penumbrosa. La brasilera aguantaba el dolor y el hombre en silla de ruedas no sabía cuándo ni cómo. Violencia visual e incomodidad propia y asistida. Todos los que estábamos allí, parecíamos espiar por el rabillo de una puerta invisible, el universo privado de un matrimonio que se iba construyendo a medida que la improvisación avanzaba. Allí apareció Gerauda. Una brasilera paralizada en Rosario, presa de un amor que la volvió incapaz de moverse por sí sola. Él, en cambio, ahora que tiene ruedas, puede correr lejos de todo; pero no sabe como quitarse de encima lo que conquistó alguna vez en carnaval. Con qué poco aparece tanto mundo. La actuación tiene un constado diabólico, algo aparece en el espacio escénico; uno empieza a ver cosas que antes no estaban allí.

 

 

UN FAVOR PELIGROSO








   ¿Cómo se pide un favor cuando lo que se tiene es una deuda? ¿Cómo se niega un pedido de solidaridad cuando lo que se esconde es una complicidad perfectamente disimulada? GLORIA y ELVER necesitan algo de SELVA y MIKE. Los antecedentes no hacen de la situación un recorrido lineal y sencillo. Por el contrario, aquellas cosas que emergen de manera espontánea y desmedida, hacen que lo sencillo termine resultando imposible de ejecutar. No hay humanidad en lo desesperado, porque lo extremo despierta en cada uno polaridades animales. Unos que no pueden tener hijos y citan a una posible chica con vientre para prestar. Otros que necesitan hablar en inglés y apenas sí tienen el secundario completo. Una que fue vista merodear los alrededores con el muchacho en silla de ruedas, y de ser vista pasó a ser observadora de un contrabando latente de un vientre prestado. Todo se teje de manera tal que tirar de un hilo provocará que la red completa colapse. Ningún elemento queda completamente desafectado. De eso se trata. Atravesar a los personajes con circunstancias tales que los encuentra desprovistos de defensas y mecanismos para resolver. No hay lugar para la misericordia, ni para la vergüenza. 

EL OTRO


Una cosa es en casa y otra muy distinta es acá. Es perturbador. El entorno abierto, el entre montañas que se vuelve tentador, los caminos humanos que se dibujan en la piedra y se pierden detrás, el aljibe aplastado de flores amarillas, la pérgola que bordea el Este de la construcción colonial. “La Sarita” se muestra inofensiva y serena, quieta como un pájaro dormido, con las alas replegadas y los párpados reposados sobre los ojos. Y luego, los demás. Núcleos de dos que vibran y están prontos a estallar. Como un puño cerrado que tiembla sin dirección. Si uno los observa, son bolas de fuego. Marido y mujer que se obligan a reparar lo que está hecho trizas. Entonces vienen los métodos de trabajo. El equipo terapéutico somete al grupo a los más diversos estímulos físicos y emocionales. Y es ahí en donde algo se desarticula. Entonces, el hombre que llegó no es el mismo que se acuesta a dormir la segunda noche, ni mucho menos la tercera. Las cosas en casa tienen el sonido de lo cotidiano y lo permitido, de lo irritable y lo fastidioso dentro de los límites de lo conocido. Aquí; el aire le da a las palabras una emisión diferente, denotan lo mismo pero suenan distinto. La mirada se transforma y hace de los seres humanos objetos con manual de instrucciones. Entonces es fácil de ver. La primera noche él y ella discuten como siempre; la segunda noche quieren discutir como siempre pero hay algo que lo vuelve prácticamente imposible. Es la mirada del otro. Ese que está ahí y que me mira ya no es mi marido. Esa que está ahí y que me mira es otra mujer. Cómo volver a elegir lo que no se conoce. ¿Será que entonces hay que volver a empezar descubriendo al otro tal cual es? ¿O será que el otro, ahora, es menos otro que nunca?

24 jul 2008

POEMAS QUE RIMAN II


DE MIKE A SELVA

Extraño mi Selva, 
extraño su olor,
sus tardes doradas,
su eterno fulgor. 
Ahora no sueña,
perfuma el dolor, 
de vientre vacío
de selva, mi amor.

DE SELVA A MIKE

Se está poniendo el tiempo
y mis ocultos renaceres
no anidan

Tengo una pena que aleja
tu mirada esquiva
melancólica noche.

Quiero reverdecer
y no te entregas
quiero ser...
quiero ser...
quiero ser madre.


22 jul 2008

RONDA TERAPEUTICA CRISTIANA






Algo se revela en cada uno con la exposición. Lo que eligen mostrar se tiñe con aquello que no quieren ni pueden revelar y proyecta en la mirada de cada uno algo turbio. A medida que cada quién libera la mierda propia, se alzan espejos que devuelven a los otros un lugar donde mirarse. Algunos lo soportan, otros esquivan el reflejo. Se llora y se permanece en silencio. Se guarda y se contiene o por el contrario, se desata y se desparrama. El otro está mucho peor que yo. Qué aliviador resulta mirar en la basura ajena y encontrar residuos muchos más dañinos que los propios. Al aire libre todo huele distinto. Lo que uno dice parece escaparse, desvanecerse. El tema es volver al cuarto. El límite de las paredes de adobe, aprisiona cada palabra y siempre es tarde para arrepentirse. Lo dicho, permanece en el aire caliente y fermenta con cada bache de silencio. El problema no es lo que cada uno dijo en esa ronda al aire libre; el problema es lo que cada uno trae consigo cada noche al regresar a su habitación.

10 jul 2008

POEMAS QUE RIMAN





DE ELVER A GLORIA

Monita titi,
cuando te vi,
paradita allí
seguro sentí,
que eras para mí.

Hoy que es así

que estas junto a mí

soy tan feliz

como una perdiz.


DE GLORIA A ELVER

Cabeza redonda,

como la escoba

sin estopa.

Marido.

Pito.

Pillo.

Viejo podrido sin brillo.

Amado, estanco, macabro

Sin asco.