22 jul 2008

RONDA TERAPEUTICA CRISTIANA






Algo se revela en cada uno con la exposición. Lo que eligen mostrar se tiñe con aquello que no quieren ni pueden revelar y proyecta en la mirada de cada uno algo turbio. A medida que cada quién libera la mierda propia, se alzan espejos que devuelven a los otros un lugar donde mirarse. Algunos lo soportan, otros esquivan el reflejo. Se llora y se permanece en silencio. Se guarda y se contiene o por el contrario, se desata y se desparrama. El otro está mucho peor que yo. Qué aliviador resulta mirar en la basura ajena y encontrar residuos muchos más dañinos que los propios. Al aire libre todo huele distinto. Lo que uno dice parece escaparse, desvanecerse. El tema es volver al cuarto. El límite de las paredes de adobe, aprisiona cada palabra y siempre es tarde para arrepentirse. Lo dicho, permanece en el aire caliente y fermenta con cada bache de silencio. El problema no es lo que cada uno dijo en esa ronda al aire libre; el problema es lo que cada uno trae consigo cada noche al regresar a su habitación.

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