Hay un abismo al rededor. Caminar por la cornisa se vuelve peligroso, tentador e inevitable. Ninguno de nosotros conoce con certeza el recorrido final de la historia. No nos importa demasiado. Vamos produciendo basura, acumulando desechos emocionales y argumentos chatarra porque confiamos en que dentro ese gran revuelto de mierda existe el diamante que lo vuelve singular.
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