20 jun 2008

MATRIMONIO FRACTURADO







 Observando el ensayo de Guillermo y María Martha me encontré frente la siguiente reflexión: Ante mis ojos se recreaba con una verdad pasmosa, la atmósfera cotidiana de una pareja fracturada, algo de lo irreversible habitaba en Mike y Selva, como dos cuerpos arrojados por la fuerza a una hoguera de hielo que los paraliza. Cada uno guardaba objetivos fuertes y concretos, la alquimia de las circunstancias previas bullía con estrepitoso silencio en el interior de cada uno; y ninguno de los dos podía ni si quiera enunciar en un sonido amorfo algo de aquello, poner la cuestión de manifiesto a través de la palabra. Entonces pensaba en “el actor”, y en la maravillosa experiencia de afrontar una escena que no tiene salida alguna, que se presenta ante uno como el vacío al cual saltar, un infinito negro y profundo que sin manual de instrucciones, no guarda solución posible… Y de esta combinación, entre lo que atravesaba MIKE y SELVA y lo que padecían Guillermo y María Martha, es que se desprende el hecho más perturbador y maravilloso: dos personas que piensan y padecen lo que no tiene retorno, lo que no puede resolverse. “Resolver”, entonces, es sólo un resultado, y no hay resultado más maravilloso que observar con detenimiento el proceso emocional que atraviesa a una persona que no sabe qué, ni cómo, ni dónde, ni porqué. Entonces pensaba en cuánto se le parece el trabajo del actor, el actor que “no actúa”, el actor que “existe emocionalmente”, el actor en “pura afección”, el actor que “no sabe como se resuelve tal o cual cosa”, como se parecen todas estas cuestiones a las cuestiones de estos matrimonios fracturados que en su enorme desesperación, no encuentran una salida posible, que los arroje a un resultado feliz. 

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